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miércoles, 8 de diciembre de 2010

VINOS MADERIZADOS, INDIFERENCIA AL TERRUÑO.

La vinificación actual ha tenido a bien utilizar barricas nuevas de distintos grados de tostado para ciertos vinos; esta práctica aporta aromas y ayuda a mejorar la estructura del vino. Se obtienen como resultado, en los casos logrados con éxito, vinos con aromas de frutos y del terruño (varietales, suelos, métodos de vinificación), notas de la crianza en barrica y botella, con una gran armonía en boca.

Pero existen en el mercado muchos caldos que en el primer análisis olfativo muestran notas de madera y una discreta fruta deshidratada. Las mismas notas son ofrecidas a lo largo de la evolución del vino en copa. Finalmente, sólo nos ofrece una gama de aromas de barrica nueva de tueste alto o medio-alto; sólo barrica y una ciruela pasa, que pena. ¡Adiós a la tipicidad de las uvas, a los aromas del campo! ¡Adiós a la complejidad! Hemos tirado nuestro dinero a la basura.

Lo interesante de un vino elegante es la mezcla de las características aportadas por los varietales de uvas, el “terruño” y un óptimo manejo de la crianza en barrica, que permita que las dos características anteriores se expresen y no queden encubiertas por un “exceso de barrica”.

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